martes, 28 de octubre de 2008

Ernesto “Che” Guevara: Forjador de Ilusiones Revolucionarias.


Breve Análisis
Del Pensamiento Guevarista. (por mijail van-showen)

En los años 60, Fidel Castro y Ernesto “Che” Guevara eran los máximos exponentes de la corriente revolucionaria autónoma conocida entonces como castrismo o fidelísimo, que reivindicaba el antiimperialismo, la vía armada, el carácter socialista de las revoluciones y el internacionalismo; era opuesta o diferente de las posiciones e ideas del campo soviético, mas también ajena a las de China. El pensamiento de Guevara fue la principal formulación teórica de la revolución cubana de los años 60, la primera socialista autóctona triunfante en Occidente. Guevara no intentó crear una corriente teórica; pero asumió enfáticamente que sus ideas y búsquedas expresaban una concepción particular del marxismo. Aunque no fue enunciada expresamente de manera filosófica, en esa concepción se basa su elaboración de criterios en cuestiones tan diversas como el humanismo o las teorías sobre la sociedad capitalista, las revoluciones de liberación, la transición socialista y el comunismo.

Lo más visible y atrayente del pensamiento de Guevara es la actitud inquisitiva que no respeta dogmas ni prejuicios, algo muy inusual en un militante formado, que además era dirigente. Ese rasgo suyo potenció su independencia de criterio, y le permitió una crítica y profunda evolución de sus ideas y sus instrumentos entre 1959 y los primeros años 60; también lo tornó un agudo conocedor de la corriente que predominó en el socialismo y el marxismo durante la mayor parte del siglo XX. Guevara fue muy lejos: su conducta rigurosamente acorde con sus ideas, el tipo de relaciones que promovía entre las prácticas políticas y la actividad teórica y doctrinaria, el contenido de su pensamiento social, su concepción del papel de las prácticas al interior de la producción teórica, resultaron antitéticos al llamado socialismo real. Son muy notables sus críticas a la deformación esencial de ese régimen, y su predicción del probable regreso al capitalismo que acarrearía. Esto lo marcó como hereje. La muerte interrumpió el pensamiento maduro que estaba desarrollando Guevara. Esa circunstancia, el carácter abierto de su posición teórica y la prolongada postergación que sufrió su posteridad, han favorecido que sus ideas resulten atractivas en la crítica etapa actual.

Guevara se opuso resueltamente al desprecio pragmático por la teoría, y a la vez al seguidísimo intelectual de las líneas políticas. Tuvo una clara comprensión del lugar histórico desde el cual actuaba, y de la situación en que se encontraba el marxismo en los años 60. Su concepción relaciona íntimamente los ámbitos y problemas de: a) las luchas por el poder político con los de los regímenes de transición socialista; b) el desarrollo de los individuos con el de las relaciones sociales y las instituciones, desde el inicio de las luchas y en toda la transición socialista; c) las escalas nacional, internacional y mundial. Trabajó entonces con una gran diversidad de aspectos y con una firme tendencia a integrarlos en totalidades de conocimiento o formular problemas y sugerencias, siempre incluidos los juicios del autor. Guevara produjo una interpretación de las cuestiones fundamentales del mundo de su tiempo, desde una posición anticapitalista y anticolonialista latinoamericana, y concibió una visión de las conductas, acciones, cambios y objetivos necesarios para la liberación de las personas y las sociedades, desde una posición comunista.

La concepción filosófica de Guevara privilegia el papel de la acción consciente y organizada como creadora de realidades sociales y humanas. Esta filosofía de la praxis recupera el papel central de la dialéctica en el marxismo. Sin desconocer realidades existentes y su funcionamiento discernible "y leyes atinentes a lo que esas realidades 'pueden dar de sí ´", estima que el nivel de conciencia alcanzado a escala mundial permite que en cualquier lugar se organicen vanguardias revolucionarias, influidas por la ideología marxista, que prevean hasta cierto punto cómo actuar, y violenten las relaciones con lo posible a través de las acciones colectivas.


El Guevarismo

Como “escuela de Revolución”.


Como hemos mencionado anteriormente la influencia del proceso revolucionario cubano en Latinoamérica marco un antes y un después en la forma en que los revolucionarios latinoamericanos concebían la revolución. En efecto, el impacto de la revolución cubana logro sacar de la categoría de utópica a la revolución social y ponerla en el centro de la discusión y de la acción de las diferentes organizaciones revolucionarias que surgirán el continente durante la década de 1960. Las experiencias de los revolucionarios cubanos platearan en la discusión de estas organizaciones la viabilidad de llevar a cabo un revolución socialista en Latinoamérica y se transformará paulatinamente en una “escuela de revolución” para todo el continente. En este proceso la influencia de la estrategia revolucionaria planteada por Ernesto Guevara será el principal actor a la hora de establecer la forma en como llevar a cabo la añorada revolución.

Fidel Castro, líder de la revolución cubana planteara: ¿que enseña la revolución cubana?... que la revolución es posible y que los pueblos pueden hacerla y que en el mundo contemporáneo no hay fuerzas capaces de impedir el movimiento de liberación de los pueblos[1]. Esta certeza planteada por el líder máximo de la revolución será confirmada por el propio Guevara transformándose en parte esencial de sus postulados. Este planteara que: “no importa el resultado de las luchas de hoy. No importa para el resultado final que uno u otro movimiento sean transitoriamente derrotados. Lo definitivo es la decisión de lucha que madura día a día. La conciencia del cambio revolucionario, la certeza de su posibilidad”[2]. El efecto mas inmediato de la revolución cubana será el de establecer como vía para la revolución la estrategia guerrillera de la cual será el mas importante teórico Ernesto Guevara...

Las bases teóricas del guevarismo estaban basadas en el anti-imperialismo, el marxismo y el comunismo como pilares centrales de su pensamiento ideológico, pero sus reflexiones personales acerca de estos conceptos dieron un sello personal a la concepción guevarista de los mismos. Unido a esto se encontraba un profundo humanismo el cual había desaparecido desde hacia mucho tiempo en las vanguardias europeas del comunismo internacional. El rasgo principal de la estrategia guevarista es la suma importancia atribuida la guerrilla y la sublevación armada como motor de la revolución, en este sentido Ernesto Guevara planteara que con la existencia en un país de las condiciones subjetivas para la realización de la revolución, el establecimiento de un foco guerrillero podría crear por si solo las condiciones subjetivas para el alzamiento de las masas, esta tesis pasara, por manos del teórico francés Regis Debray, a ser catalogada como “foquismo”.

Unía a esto su convicción de la unión entre las guerrillas y el campesinado y el proceso de la reforma agraria que venia siendo un tópico recurrente el las ideas de reforma social en el continente durante la década de los 60. Siguiendo la línea de sus postulados se podría argumentar que el sujeto revolucionario para el Che seria el campesinado acercando sus teorías a las del maoísmo, esto sin embargo no es algo que se pueda asegurar ya que el propio Guevara nunca demostró una filiación fija particular por alguna de las variadas tesis revolucionarias.

La importancia del pensamiento guevarista radica en su refundación de un marxismo que para entonces se encontraba dogmatizado y burocratizado por la vanguardia comunista internacional de entonces la U.R.S.S., añadiendo a este formulas propias del marxismo que se habían olvidado y también tesis y planeamientos de diferentes teóricos marxistas internacionales tanto europeos como latino americanos[3]. Es bajo estos preceptos teóricos y estratégicos que los diferentes movimientos revolucionarios surgidos a calor del ejemplo cubano en latino América optaran por la vía revolucionaria guerrillera e insurreccional como la vía para la revolución, en contraposición al revisionismo internacional, ante el reemplazo de la línea estratégica leninista de la revolución mundial con la línea de la coexistencia pacifica, línea preconizada por la mayoría de los partidos comunistas latinoamericanos. Se conjuga con esto todo un ambiente internacional favorable a la necesidad urgente de cambios económicos políticos y sociales en los países en subdesarrollo, donde las luchas por la independencia de los países coloniales (Vietnam en el sudeste asiático y el Congo en África) y de reivindicación de derechos civiles y movilizaciones estudiantiles (Mayo Francés de 1968, movimientos antibelicos y antirracistas en EE.UU.) Marcaran la pauta de ver en la revolución algo políticamente correcto. Es así como Guevara planteara el carácter mundial de la revolución declarando la guerra al imperialismo, llamando a la creación “uno, dos, tres muchos Vietnam en todo el continente”.

Siguiendo estas líneas es que surgirán en América latina variados movimientos revolucionarios que adscribirán a sus plataformas teóricas y estratégicas los planteamientos de Ernesto Guevara tales como el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), en Argentina en 1970, brazo armado del partido revolucionario de los trabajadores (PRT), El Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros en Uruguay (1960),Frente Sandinista de Liberación Nacional, en Nicaragua (1960), el Movimiento de Izquierda Revolucionaria en Perú (1960), el ELN o UC-ELN (Unión Camilista - Ejército de Liberación Nacional) en Colombia (1964), así como también el Movimiento de Izquierda Revolucionaria MIR en Chile (1965) y de Venezuela en 1960.

La gran mayoría de estos grupos partieron de diferentes células de estudiantes universitarios muchos de los cuales militaban en los partidos de la izquierda tradicional, los cuales abandonaron las filas de estos partidos a causas de la estrategia reformista que había invadido a estas facciones manipuladas desde Moscú. Se incorporaba a esto la paulatina quiebre de los derechos a la autodeterminación que había llevado a cabo la U.R.S.S. en sus países satélites que no se adscribían la pacto de Varsovia[4].

Pero las influencias del guevarismo como estrategia revolucionaria en los diferentes movimientos revolucionarios de los años 1960 no se limitaban a los planos estructurales solamente, sino que también estaban dirigidas a las propias complejidades de la subjetividad humana incluyendo dimensiones éticas y culturales. Guevara planteara en el que se transformara en su testamento político “El Socialismo y el Hombre en Cuba: “lo importante es que los hombres van adquiriendo cada día mas conciencia de la necesidad de su incorporación a la sociedad, y, al mismo tiempo, de su importancia como motor de la misma”[5]. El ideal de Guevara era que los cambios partieran dentro de la misma subjetividad humana, para que fuera capaz de crear lo que el llamaría el “hombre nuevo”, un hombre nuevo donde se funden dentro de su ser una ética personal movida por la solidaridad y el bien común sin que a estos ideales los impulsara un interés material. Es este ideal propiamente personal por el bien común por la creación de una sociedad donde se alcance la posibilidad de integrar en la sociedad estos ideales de solidaridad y bien común el que moverá a los revolucionarios en los años 1960 a realización de trabajos voluntarios para la superación de la pobreza, así como diferentes tipos de actividades que involucren la educación de los sectores mas pobres en los ideales revolucionarios y en la defensa de sus derechos como también a organizar diferentes operaciones armadas de reivindicación y propaganda para agitar a las masas a la lucha revolucionaria.



[1] Castro, Fidel: “Segunda Declaración de L Habana”, 4 de febrero de 1962. texto consultado en www.ciudadseva.com/textos.

[2] Revista punto final, Nº 44, diciembre de 1967.

[3] En este sentido vuelva a la discusión el problema de la clasificación de Guevara y el guevarismo dentro de las diferentes teorías revolucionarias. En efecto se puede argumentar que muchas partes centrales de sus tesis ya habían sido expuestas por diferentes teóricos como Trotski y que los rasgos y conceptos olvidados del marxismo ya habían sido rescatados por revolucionarios latinoamericanos como J.C. Mariategui, A.C. Sandino o Haya de la Torre.

[4] Cabe destacar en estos las experiencias de la “primavera de Praga” en Checoslovaquia en 1968, así como de Hungría en 1956.

[5] Guevara, Ernesto: “El Socialismo y el hombre en Cuba” semanario “Marcha” 12 de marzo de 1965.

1 comentario:

MISIONERO dijo...

El pensamiento guevarista cada día esta más presente
La revolución radicalizada en el amor al pueblo
Y el compromiso con la vida
Hoy se ven reflejados en nuestros hermanos y hermanas de América y el mundo
De esta juventud insurgente y rebelde que destruirá las barreras del sistema opresor
Hasta la victoria hermano
Misionero M.r
Un honor agregarlos al blog
También soy un joven rodriguista cuenten conmigo en sus batallas compañeros